Una chica mirando hacia la luz
La luz que me mira

La calidez que puede transmitir la acuarela es algo que no debemos subestimar incluso cuando pintamos de manera más suelta.

Esta imagen remarca lo importante de controlar los tonos de piel pero tampoco quedarse en un color “carne” sino más bien jugar con los matices de verdes, amarillos, azul consiguiendo así una imagen más potente.

La luz es el blanco y la ausencia de detalle es lo que hace que sea un retrato más bien suelto. Este tipo de imágenes son perfectas para regalar como retratos porque no queda tan serio como un oleo tipo señor de Banco.

Si quieres aprender a hacer retratos de este tipo puedes mandarme un e-mail o un mensaje en redes sociales y verás que la acuarela no duele tanto como dicen.